Por: Eugenia Correa, el 13 de mayo de 2010, 05:11 AM
"No hay nada que me pueda poner más nerviosa que una entrevista de trabajo.Pero quizá sea hora de que dejes de ponerte nerviosa para tu próxima entrevista y más bien te prepares plenamente para asegurar que tú seas el candidato perfecto donde sea que estés interesada en trabajar pues ¿sabías que tan sólo ochos segundos son necesarios para que un reclutador tenga una primera impresión de nosotros?
Desde que la cita queda agendada no puedo más que pensar qué me pondré, cómo hablaré, si mi urrículum será suficiente, si realmente mi perfil es el correcto
para ese trabajo... supongo que a todos nos pasa, especialmente cuando está en juego un puesto que realmente interesa a nuestro crecimiento profesional. "
Según estudios hechos por Monster.com.mx en ese pequeño lapso el reclutador ya realizó un juicio, de primera mano sobre nosotros, ya conoce parte del panorama de nuestra educación, desenvolvimiento, intelecto, ambiciones, etcétera.
Mónica Melloni, consultora de imagen y colaboradora de Monster.com.mx, considera que verse “profesional” frente a los demás, no va peleado con “verse bien” finalmente nuestra forma de vestir es un reflejo de nosotros mismos y puede incluso mandar mensajes de autoridad y competencia a nuestros compañeros, jefes, socios, clientes o subordinados.
Sin embargo, hay que recordar que dichos mensajes sólo son creíbles cuando son coherentes con nuestra personalidad, una persona tímida con atuendos exóticos o reveladores resulta en una imagen ambivalente y confusa. Además hay que terminar con aquella idea de que aquel que viste muy formal y con todos los detalles fríamente calculados es quien presenta una imagen adecuada.
La creencia común nos dice que las personas atractivas, o con tiempo y dinero suficiente, son las únicas con recursos para tener una buena imagen, sin embargo esta suposición no podría estar más equivocada: todos contamos con cualidades que podemos explotar sin importar nuestros rasgos físicos y sin necesidad de invertir grandes sumas de dinero, es mera cuestión de analizar lo que mejor nos va y corresponde con nuestra actitud.
Para dicho reconocimiento debemos tomar en cuenta las recomendaciones de las cuatro “A’s” que nos da Melloni, estas marcan una pauta que servirá de guía para comenzar a proyectar lo que consideramos una buena imagen para nosotros, pero antes debemos entender que la imagen es un recurso y herramienta que nos puede facilitar el logro de metas personales y profesionales, no todo depende de ésta pero si una gran parte.
->1. Auténtico: La imagen debe ser coherente con las metas e intenciones, debe reflejar nuestros valores y personalidad, al final seguir esta regla debe hacernos sentir física y psicológicamente cómodos.
->2. Apropiado: Cada empresa tiene un código de etiqueta, algunos más estrictos que otros, sin embargo muchas veces también la vestimenta depende de la época del año, la región, la edad, área de trabajo u organización en la que se trabaja, por lo que hay que seguir estos patrones para no desentonar con nuestro ambiente.
->3. Atractivo: Una imagen atractiva implica usar prendas limpias, planchadas y en buen estado. Las combinaciones deben resultar armoniosas y en relación a nuestra personalidad, pero siempre tomando en cuenta las proporciones de la figura y el ajuste adecuado, los accesorios son complementos y no deben robar la atención de nuestro rostro, que es el centro de la comunicación.
->4. Accesible: Lo costoso no es un requisito indispensable para verse bien, lo mejor es pagar por prendas de calidad dentro de nuestro presupuesto.
Visto así, una imagen atractiva y profesional no está peleada con costos, apariencia física ni tipos de empleo; nuestro aspecto debe hablar de nosotros mismos ya que una imagen auténtica es una gran ayuda para encontrar o mantener nuestro trabajo ideal.
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